Amid Rising Prices for Food, Fuel and Fertilisers, Can Parties Afford to Ignore Agroecology? / En medio de aumentos en los precios de alimentos, combustibles y fertilizantes, ¿pueden las Partes permitirse ignorar la agroecología? (ECO 3, SB56)

8 June 2022

As delegates gather once again for negotiations under the Koronivia Joint Work on Agriculture, the current conflict in Ukraine is triggering alarming global price rises for food, fuel and fertilisers.

This global crisis comes at a tragic time for communities on the front lines of the climate crisis. Currently 20 million people are facing famine in the Horn of Africa due to the drought affecting Ethiopia, Kenya and Somaliland. They and millions of others are not only losing their livelihoods to climate change, but are also seeing the price of food escalating beyond their reach – with tragic consequences.

Meanwhile, farmers around the world are also being hammered by the rising price of synthetic nitrogen fertilisers, triggered by the increasing cost of fossil fuels. But on farms where fertilisers have been applied for many years, soils have sadly lost the  biota that provide natural soil fertility. Cropping systems have become dependent on agrochemicals delivering nutrients to grow crops, creating a vicious circle of dependency that needs to stop.

Alternative strategies to provide natural soil fertility are urgently needed to avoid significant crop yield reductions. If multiple agricultural nations simultaneously experience reduced crop yield, this will further worsen the crisis in global food prices and availability.

But what can we do about this? For many years, CAN has been pointing to the answers. Governments urgently need to plan for alternatives to improve soil fertility and protect yields, without depending on fossil-fuelled fertilisers. They need to look at the entire food system from farm to fork. This can neatly be delivered through scaling up agroecology with training, support and gender-transformative extension services. By using natural and locally available materials such as compost and manure, farmers can improve soil fertility and crop yields – while also providing the climate benefits such as strengthening resilience and reducing emissions, in addition to multiple health, socioeconomic and biodiversity benefits.

Agroecology is now well-defined and easy to understand. The FAO’s 10 elements of agroecology, and the Committee on World Food Security’s High Level Panel of Expert’s 13 principles of agroecology have done great work in making this clear.

Now more than ever it’s time for Parties to endorse the language of agroecology in the Koronivia Joint Work on Agriculture, so that climate solutions and climate finance can be channeled to strengthen countries’ long term resilience to both economic and climate crises. Agriculture negotiations must not ignore this global food crisis, nor the voices of those calling out for agroecology outside of the UNFCCC’s doors. The IPCC and the Committee on World Food Security (CFS) have both called for a shift towards agroecological approaches while UNEP points out that 87% of agricultural subsidies are harmful and could be far better used – for example to train and support smallholder farmers to adopt climate solutions such as agroecology.

This week in Bonn, Parties have the opportunity to shape change that will put food systems on track to weather the multiple storms ahead.

**** SPANISH ****

En medio de aumentos en los precios de alimentos, combustibles y fertilizantes, ¿pueden las Partes permitirse ignorar la agroecología?

Mientras los delegados se reúnen una vez más para las negociaciones en el marco del Trabajo Conjunto de Koronivia sobre Agricultura, el conflicto actual en Ucrania está provocando aumentos alarmantes en los precios mundiales de alimentos, combustibles y fertilizantes.

Esta crisis mundial llega en un momento trágico para las comunidades que se encuentran en la primera línea de la crisis climática. Actualmente, 20 millones de personas se enfrentan a la hambruna en el Cuerno de África debido a la sequía que afecta a Etiopía, Kenia y Somalía. Ellos, y millones más no solo están perdiendo sus medios de subsistencia a causa del cambio climático, sino que también están viendo cómo el precio de los alimentos aumenta más allá de su alcance, con trágicas consecuencias.

 Mientras tanto, los agricultores de todo el mundo también se ven afectados por el aumento del precio de los fertilizantes nitrogenados sintéticos, provocado por el aumento del costo de los combustibles fósiles. Pero en las fincas donde se han aplicado fertilizantes durante muchos años, lamentablemente los suelos han perdido la biota que proporciona la fertilidad natural del suelo. Los sistemas de cultivo se han vuelto dependientes de los agroquímicos que aportan nutrientes para cultivar, creando un círculo vicioso de dependencia que se debe detener.

Se necesitan urgentemente estrategias alternativas para proporcionar fertilidad natural al suelo y así evitar reducciones significativas en el rendimiento de los cultivos. Si varias naciones agrícolas experimentan simultáneamente una reducción del rendimiento de los cultivos, se empeorará aún más la crisis en los precios, y la disponibilidad de alimentos a nivel mundial.

Pero, ¿qué podemos hacer al respecto? Durante muchos años, CAN ha estado apuntando a las respuestas. Los gobiernos necesitan urgentemente planificar alternativas para mejorar la fertilidad del suelo y proteger los rendimientos, sin depender de los fertilizantes de combustibles fósiles. Necesitan mirar todo el sistema alimentario desde la granja hasta la mesa. Esto puede lograrse claramente ampliando la escala de la agroecología, con servicios de extensión, capacitación, apoyo y transformadores de género. Mediante el uso de materiales naturales y disponibles localmente, como el compost y el estiércol, los agricultores pueden mejorar la fertilidad del suelo y el rendimiento de los cultivos, al mismo tiempo que brindan beneficios climáticos, como el fortalecimiento de la resiliencia y la reducción de emisiones, además de múltiples beneficios en la salud, socioeconómicos y de biodiversidad.

Actualmente la agroecología está bien definida y es fácil de entender. Los 10 elementos de agroecología de la FAO y los 13 principios de agroecología del Panel de Expertos de Alto Nivel del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial han hecho un gran trabajo para dejar esto bien claro.

 Ahora más que nunca es el momento de que las Partes respalden el lenguaje de la agroecología en el Trabajo Conjunto de Koronivia sobre Agricultura, de modo que las soluciones climáticas y el financiamiento climático puedan canalizarse para fortalecer la resiliencia de los países a largo plazo ante las crisis económica y climática. Las negociaciones sobre agricultura no deben ignorar esta crisis alimentaria mundial, ni las voces de quienes claman por la agroecología, fuera de las puertas de la CMNUCC. Tanto el IPCC como el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) han pedido un cambio hacia enfoques agroecológicos, mientras que el PNUMA señala que el 87 % de los subsidios agrícolas son perjudiciales y podrían utilizarse mucho mejor, por ejemplo, para capacitar y apoyar a los pequeños agricultores para que adopten soluciones climáticas tales como la agroecología.

Esta semana en Bonn, las Partes tienen la oportunidad de dar forma al cambio que pondrá a los sistemas alimentarios en el camino de capear las múltiples tormentas que se avecinan.

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