Japan’s Commitment To “Keep Coal Alive” / El compromiso de Japón de “mantener vivo el carbón” (ECO 9, COP26)

10 November 2021

While we have seen some encouraging progress here at COP26 on phasing out coal, onecountry you won’t see in that list is Japan, one of the world’s largest greenhouse gases emitters ー and with over 20% of its emissions coming from burning coal. ECO recognizes that OECD countries must exit coal by 2030 in line with the science-based 1.5℃ pathway, but it seems Japan is not aware of that, even in the second week of COP26. Despite a recent 2050 net-zero emissions declaration and updated 2030 reduction targets, Japan currently has no concrete plan to phase out its 160+ operating coal units, and is still intending on having nearly a fifth of its power coming from coal in 2030.


Even worse, Japan has a number of new coal-fired power plants under construction, along with plans to keep its oldest coal plants alive by bolting on ammonia and hydrogen technology that would only marginally reduce emissions. And this dedication to coal power is not limited to domestic projects ー the government continues to support coal abroad, funding major “unabated” coal power projects Indramayu in Indonesia and Matarbari in Bangladesh.  


At a time when Japan is required to do its fair share to meet the Paris goals as a major emitter and developed country, PM Kishida is instead doubling-down on Japan’s commitment to keep coal alive, restating at COP26 that Japan’s energy strategy relies on using hydrogen and ammonia produced from fossil fuels as so-called “zero-emission thermal power.” This strategy simply creates an illusion of emission reductions, as it will only shift the emissions to the countries where the fossil-based ammonia and hydrogen is produced, all while prolonging the life of coal in Japan through co-firing.


It’s about time that Japan gets serious about its energy strategy and sets a concrete roadmap to transition from fossil fuels to renewables in line with the Paris Agreement.

**** SPANISH ****

El compromiso de Japón de “mantener vivo el carbón”

Aunque hemos visto algunos avances alentadores aquí en la COP26 sobre la eliminación del carbón, un país que no verás en esa lista es Japón, uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo ー y con más del 20% de sus emisiones procedentes de la quema de carbón. ECO reconoce que los países de la OCDE deben abandonar el carbón para 2030, de acuerdo con la senda del 1,5℃ basada en la ciencia, pero parece que Japón no es consciente de ello, ni siquiera en la segunda semana de la COP26. A pesar de la reciente declaración de emisiones netas para 2050 y de los objetivos actualizados de reducción para 2030, Japón no tiene actualmente ningún plan concreto para eliminar sus más de 160 unidades de carbón en funcionamiento, y sigue teniendo la intención de que casi una quinta parte de su energía provenga del carbón en 2030. 

Y lo que es peor, Japón tiene en construcción varias centrales eléctricas de carbón nuevas, junto con planes para mantener vivas sus centrales de carbón más antiguas, incorporando tecnología de amoníaco e hidrógeno que sólo reduciría las emisiones de forma marginal. Y esta dedicación a la energía del carbón no se limita a los proyectos nacionales ー el gobierno sigue apoyando el carbón en el extranjero, financiando los grandes proyectos de energía del carbón “sin freno” Indramayu en Indonesia y Matarbari en Bangladesh.  

En un momento en el que se exige a Japón que haga lo que le corresponde para cumplir con los objetivos de París como uno de los principales emisores y país desarrollado, el Primer Ministro Kishida, en cambio, está redoblando el compromiso de Japón de mantener vivo el carbón, reafirmando en la COP26 que la estrategia energética de Japón se basa en el uso de hidrógeno y amoníaco producidos a partir de combustibles fósiles como la llamada “energía térmica de cero emisiones.” Esta estrategia simplemente crea una ilusión de reducción de emisiones, ya que sólo trasladará las emisiones a los países donde se produce el amoníaco y el hidrógeno de origen fósil, todo ello mientras se prolonga la vida del carbón en Japón a través de la cocombustión.

Ya es hora de que Japón se tome en serio su estrategia energética y establezca una hoja de ruta concreta para la transición de los combustibles fósiles a las energías renovables en línea con el Acuerdo de París.

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