Electric Cars are Needed, Sure, But What About Public Transport And Cycling? / Los coches eléctricos son necesarios, seguro, pero ¿qué pasa con el transporte público y la bicicleta? (ECO 9, COP26)

10 November 2021

It seems that COP26 Transport Day, is set to focus mainly on electric vehicles. Of course, a consensus on the pace of transition to zero emission vehicles is needed to meet climate targets. It is also clear that there is a need for a commitment to ensure all new car sales are restricted to zero emission vehicles. Or that countries should put in place policies to ensure that fleet-owning businesses commit to achieving fully zero emission fleets. Those needs are all depicted in the official description of the COP26 Transport Day and, despite being undeniably necessary measures, what is missing is the encouragement for truly green transportation. It seems that alternative means of transport, such as electric trains and active mobility modes, were left out of the agenda when in truth they represent the only sustainable option.

Don’t get us wrong: we undoubtedly want the electric transition in mobility, but it will take too long. On the contrary, walking, trains, bicycles, and other similar means are the only ones that can sharply reduce emissions by 2030. Transport represents around 25% of total greenhouse gas emissions, and, moreover, is the main cause of mortality in cities. Air pollution, closely linked to transport, causes annually millions of premature deaths and diseases, such as coronary or respiratory diseases, and is the most important environmental risk factor for human health. This represents a heavy bill on individual health and on public health systems of billions of dollars per year. Unfortunately, ‘air pollution’ or ‘climate change’ are never the culprits on death certificates, being that both are still dismissed as possible causes of death and their effect relegated to oblivion.

The so-called green technology is seen by many as a panacea to the climate crisis – including, apparently, the UK Presidency in the case of transports – and the focus of many current public policies. In the case of road passenger transport, which in many countries is mostly done by car, the big bet is on electric cars, in principle much cleaner than conventional ones. But is the electric car really the desired climate remedy?

The truth is that it will take too long for these cars to start having an appreciable positive climate impact. And even when electric cars penetrate heavily into fleets, transport emissions will not decline fast enough. In addition, the number of electric cars that need to be made available is so high – ponder that there are more than one billion conventional cars in the world! – that it will pose many difficulties in supplying them and an unsustainable pressure on the natural resources needed for their production, such as lithium, cobalt and manganese.

Therefore, in order to comply with climate goals, it is essential to curb cars on the road, not only replace them with electric equivalents. Instead, what is needed is to promote public transport, shared mobility, bicycles and the good old walking. Electric cars are not enough to solve the climate problem in transport. Rather, they are just a piece of a big puzzle, which should include a comprehensive range of public policies that significantly reduce the use of the private car. In this sense, ECO would much prefer a bicycle exhibition at the COP 26 venue to an electric car one!

**** SPANISH ****

Los coches eléctricos son necesarios, seguro, pero ¿qué pasa con el transporte público y la bicicleta?

Parece que el Día del Transporte de la COP26 se centrará principalmente en los vehículos eléctricos. Por supuesto, es necesario llegar a un consenso sobre el ritmo de transición a los vehículos de emisiones cero para cumplir los objetivos climáticos. También está claro que es necesario un compromiso para garantizar que todas las ventas de coches nuevos se limiten a vehículos de cero emisiones. O que los países pongan en marcha políticas que garanticen que las empresas propietarias de flotas se comprometan a conseguir flotas de cero emisiones. Todas estas necesidades aparecen en la descripción oficial del Día del Transporte de la COP26 y, a pesar de ser medidas innegablemente necesarias, lo que se echa en falta es el fomento de un transporte verdaderamente ecológico. Parece que los medios de transporte alternativos, como los trenes eléctricos y los modos de movilidad activa, quedaron fuera de la agenda cuando en realidad representan la única opción sostenible.

No nos malinterpreten: es indudable que queremos la transición eléctrica en la movilidad, pero llevará demasiado tiempo. Por el contrario, los desplazamientos a pie, los trenes, las bicicletas y otros medios similares son los únicos que pueden reducir drásticamente las emisiones de aquí a 2030. El transporte representa alrededor del 25% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero y, además, es la principal causa de mortalidad en las ciudades. La contaminación atmosférica, estrechamente vinculada al transporte, provoca anualmente millones de muertes prematuras y enfermedades, como las coronarias o las respiratorias, y es el factor de riesgo ambiental más importante para la salud humana. Esto representa una pesada factura para la salud individual y para los sistemas de salud pública de miles de millones de dólares al año. Desgraciadamente, la “contaminación atmosférica” o el “cambio climático” nunca son los culpables en los certificados de defunción, ya que ambos siguen siendo descartados como posibles causas de muerte y su efecto es relegado al olvido.

La llamada tecnología verde es vista por muchos como la panacea a la crisis climática -incluida, al parecer, la Presidencia del Reino Unido en el caso de los transportes- y el centro de muchas políticas públicas actuales. En el caso del transporte de pasajeros por carretera, que en muchos países se realiza mayoritariamente en coche, la gran apuesta es el coche eléctrico, en principio mucho más limpio que el convencional. Pero, ¿es realmente el coche eléctrico el remedio climático deseado?

Lo cierto es que estos coches tardarán demasiado en empezar a tener un impacto climático positivo apreciable. E incluso cuando los coches eléctricos penetren con fuerza en las flotas, las emisiones del transporte no disminuirán con la suficiente rapidez. Además, el número de coches eléctricos que hay que poner a disposición es tan elevado -¡pensemos que hay más de mil millones de coches convencionales en el mundo! – que supondrá muchas dificultades para suministrarlos y una presión insostenible sobre los recursos naturales necesarios para su producción, como el litio, el cobalto y el manganeso.

Por lo tanto, para cumplir con los objetivos climáticos, es imprescindible frenar los coches en circulación, y no sólo sustituirlos por equivalentes eléctricos. En su lugar, lo que hay que hacer es fomentar el transporte público, la movilidad compartida, las bicicletas y los buenos paseos. Los coches eléctricos no son suficientes para resolver el problema climático en el transporte. Más bien, son sólo una pieza de un gran rompecabezas, que debería incluir una amplia gama de políticas públicas que reduzcan significativamente el uso del coche privado. En este sentido, ECO preferiría una exposición de bicicletas en la sede de la COP26 que una de coches eléctricos.

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